Las semillas de chía son un alimento que se ha ido poco a poco popularizando gracias a sus nutrientes y propiedades, aunque su consumo no es nuevo: en la época precolombina, era uno de los cuatro alimentos básicos de las civilizaciones de América Central, junto con el maíz, el amaranto y los porotos. Sus semillas se utilizaron para elaborar medicinas y eran la base de su alimentación y también de la de sus animales.
La chía (salvia hispánica L.) es una planta de la familia de las labiatae (Lamiaceae). Es una herbácea anual, que puede alcanzar hasta dos metros de altura. Las hojas miden de 4 a 8 cm. de largo y de 3 a 5 cm. de ancho. Florece entre julio y agosto y se cultiva, sobre todo, en México, Guatemala y Bolivia.
FUENTE DE ANTIOXIDANTES Y PROTEÍNAS
Se le atribuyen dos veces la proteína de cualquier otra semilla, cinco veces el calcio de la leche entera, dos veces la cantidad de potasio en los plátanos, el triple de antioxidantes que los arándanos, tres veces más hierro que las espinacas y siete veces más omega 3 que el salmón.
Son ricas por lo tanto en ácidos grasos esenciales, los cuáles cumplen funciones muy importantes en el organismo: ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, a normalizar la tensión arterial elevada, a mantener la flexibilidad de las membranas celulares, reducen el nivel de colesterol, protegen el corazón y mejoran la salud del sistema nervioso e inmunológico.
Por su alto contenido en antioxidantes las semillas se mantienen frescas y comestibles durante más tiempo, además de que ayudan a provenir los daños de los radicales libres, el envejecimiento prematuro de la piel y la inflamación de tejidos.
Asimismo son fuente son fuente de magnesio, manganeso, cobre, zinc y vitaminas.
Son aptas para celíacos puesto que no contienen gluten.
CÓMO TOMAR SEMILLAS DE CHIA
En contacto con líquidos, las semillas de chía segregan un gel sólido debido al contenido de fibra soluble de la semilla, gel que podemos mezclar a conveniencia con otros alimentos.
Este gel se convierte en una barrera física para la digestión enzimática rápida de algunos carbohidratos, impidiendo su transformación en azúcares sencillos. Permiten que el organismo prolongue su estado de hidratación, retenga humedad y se regulen más eficientemente los fluidos corporales, y la absorción de nutrientes.
Por otro lado, la fibra dietética de la chía tiene un efecto favorable durante el transporte del bolo fecal, previniendo así la obesidad y diversas enfermedades del tracto digestivo.
La forma más común de tomarlas es hidratarlas en agua y utilizar a continuación su gel en batidos, postres, bebidas o simplemente tomarlo a cucharadas puesto que es prácticamente insípido. También puedes espolvorear las semillas, enteras o molidas, directamente sobre las ensaladas, cereales, lácteos, sopas, panes, etc.
COMO OTROS TANTOS ALIMENTOS, TÓMALAS EN SU JUSTA MEDIDA
Si bien el consumo de chía puede producir grandes beneficios en nuestra salud, debemos ser cautos puesto que también puede perjudicarnos si la consumimos en exceso, pues puede llegar a reducir la absorción del calcio, hierro y otros minerales que nuestro cuerpo necesita, además de provocar malestares gastrointestinales.
Además, ten en cuenta que, aunque son bajas en grasas saturadas y no contienen colesterol, como cualquier otra semilla o fruto seco, son ricas en calorías: 100 grs. de semillas de chía contienen aproximadamente 478 kcal.
La chía tampoco es recomendable para personas con problemas de hipertensión o hipotensión, personas medicadas, personas con diabetes, diarrea o aquellos quienes toman anticoagulantes.